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jueves, 26 de julio de 2007

TV MEDIOCRE - 3º parte

Ya no encuentro calificativo. El hartazgo llega a su límite y la paciencia simplemente la ubicación ética que se debe tener al expresar la furia.

BASTA! Hasta cuándo seguirá el consumo de televisión simple, barata, mediocre. Intolerable muestra de canibalismo cultural sobre las generaciones en formación. Pareciera un propósito determinado el tirar por la borda lo que en generalidades se pretende lograr cambiar con los nuevos lineamientos educacionales.

Seguramente la evolución tecnológica y los conceptos primarios de democracia estipulan que la libertad no se debe medir, al menos en los países dónde la democracia es joven y en muchos aspectos se toma a la libertad como medio expresivo en respuesta a las épocas de tiranismo y represión.

La cultura quedó tirada en el olvido, mientras algunos empresarios hacen caldo gordo a la política de turno que pueda llegar a estipular que lo mediocre y la soltura sin medida son los parámetros necesarios que establecen el camino hacia el futuro. Sería bueno preguntar ¿qué futuro?, tal vez el mismo que estamos forjando en medio de una televisión que lo único que conoce como demostración expresiva es la barbarie y la burda demostración de falta de talento y viva exposición de lo trivial.

El que quiera oír que oiga, y el que no, que haga también lo que quiera, pero quién está a caso en condiciones de decir que la televisión argentina hoy por hoy es instructiva, cultural y sana. Seguramente puedan decir que es instrucción mostrar las vulgaridades, si total la calle muestra cosas peores. Podrán decir que la libre expresión está relacionada con la libre elección, el que quiera ver, ahí está, y el que no, que cambie de canal. Pero la televisión no es un lujo, y para más del 56% de nuestra sociedad se trata de una pantalla chica sin demasiada elección, ya que no posee cable canal, por lo tanto debe consumir lo que se le brinda. Y ahí quizás está el grave problema. Pues a cualquier hora y en la mayoría de los canales de aire tenemos la viva demostración de la necesidad imperiosa de mostrar que las ratas de laboratorio no siempre son ratas, también son humanos, y “Gran Hermano” lo fue en su momento, lo será próximamente y siempre que el único espacio televisivo tiene como premisa el negocio en lugar de la cultura.

Faltaba tan poco, que nos metieron “Gran Hermano Famosos”, ¡Qué locura, por favor!, qué bajo hemos caído.

Seguramente digan que estamos creciendo, que estamos exteriorizando lo que durante muchos años quedó reprimido por golpe tras golpe. Para nada las generaciones pasadas entre el deporte, la cultura y la televisión sana de humoristas y programas ómnibus, en medio de cine y comedias ha crecido enferma. Se fueron Olmedo, Dario Vittori, Bala, Marrone, los super heroes y los domingos en familia para dar lugar a la experimentación pública de humanos y la obscenidad.

El vertiginoso ritmo de vida nos arrastra a la locura de sonidos estridentes, a la turbulencia sentimental de la familia olvidada. Nos fuimos transformando en humanos robotizados por el día a día que dura más de 8 horas, y fuimos cayendo en la necesidad de un espacio que simplemente entretenga, aunque no tenga contenido, la televisión debe estar encendida, sin importar contenido, sin mirar lo que se enseña, sin medir las consecuencia de lo que inculca.

Quiero que alguien me diga, qué sirve de esos programas que se hablan bolud… de los demás, que enseña el escándalo, qué deja meterse en la privacidad de las personas, qué demonios nos da la viva necesidad de demostrar cuál cola está más formada o quién tiene el pene más largo. Basta, por favor, basta.

Quién quiera oír que oiga, quién no, que haga lo que quiera.