recuperacion-de-valores@googlegroups.com

Grupos de Google
Suscribirte a RECUPERACION DE VALORES
Correo electrónico:
Consultar este grupo

jueves, 17 de mayo de 2007

¡OTRA VEZ SOPA!

Una de las particularidades que tienen los políticos argentinos es ganar desconfianza por parte de su pueblo. Una de las grandes causales de los problemas que tenemos es la falta de seriedad política que se tiene en esta bendita tierra. Si naciera de nuevo, tengo duda de elegir nacer en argentina o de subirme al tren de la joda, porque si bien estoy muy conforme con la vida que se desarrolla desde la honestidad, siento que al igual que a otros pensantes y ciudadanos, nos toman de estúpidos.

Esa gran improvisación y cara de buenos conductores que sin esfuerzo esbozan, caracteriza a la dirigencia política de ser excelentes encubridores de sus pensamientos reales que giran sin pausa en el negocio de la política como seguro de jubilación para cuando se retiren luego de ocupar lo que desde un principio debería ser supremo desde todo punto de vista.

No me hablen de mentiras periodísticas ni de campañas desestabilizadoras para comprometer un acto eleccionario. Nadie está en condiciones de ser creíble, ni los difamadores ni los conductores, todo se resuelve revisando la historia y sacando las conclusiones por lo que la trayectoria indica. Por más que a muchos les moleste, nuestro pasado político nos condena.

Al igual que todo ciclo, la vuelta se da. El reflejo de las últimas explosiones entorno a la dirigencia política dejó marcado su resplandor, y al mejor estilo de libretos novelescos, las páginas de nuestra historia se vuelven a escribir entre sombras, medias tintas y corrupción.

Se creía que las experiencia políticas, junto a sus vergüenzas y escraches, pasadas entre los Yoma y la joda de IBM marcaban en su momento el punto final a la corrupción descarada, el negociado en las narices del pueblo y el fin de tomada de pelo a la justicia. Pero en argentina no se termina nunca. La justicia sigue sin existir y los negocios son cada vez mayores.

No importa si lo que se pueda escuchar es exagerado por la prensa o por los opositores interesados en menoscabar a meses de las elecciones. Lo que importa es todo lo que gira entorno al gobierno por su desempeño en ciertos manejos impunes que se ventilan ahora y que ya cuesta imposible creer cosa contraria, pasando a ser más que un tema de discusión una realidad complicada de desmentir.

La reacción generalizada del pueblo de Santa Cruz, los incidentes que se han protagonizado entorno a los ferrocarriles, inclusive mirando más allá, el alejamiento de Capitales Extranjeros de nuestra economía y el malestar generalizado de la gente no son inventos ni campañas de desestabilización. Son resultados de errores cometidos. Esos errores no son parte de un incumplimiento luego de cuatro años, son exteriorizaciones de impotencia, esa misma impotencia que nace en escuchar que un ministro con pesados antecedentes sigue al frente de un gabinete, que otro ministro está metido en el negociado del gaseoducto, que en la provincia del presidente se levantan radios por pensar diferente, y como si fuera poco, ciertas actitudes de las fuerzas de seguridad ponen en duda las ordenes emanadas del propio gobierno. Esto es una joda.

No alcanzan los hechos políticos, que la justicia hace lo suyo. El perdón o justificación sobre Quiróz, después de lo ocurrido en San Vicente, también abrió la puerta al libertinaje. Inclusive se desconfía que el presidente tenga un patrón, y no sería la primera vez que el sindicalismo gobierna a un gobierno.

Entonces no se debe hablar de campañas sucias ni de desbocados comentarios que pretendan desestabilizar. Tampoco martiricen a un presidente. Simplemente miren las agendas, llamen a algunos jueces, también algunos comisarios, no se olviden de hablar con Di Zeo, pedirle permiso a Moyano y cuando todo cierre, si tienen ganas y queda algo de tiempo, pueden comenzar a sacar las claras conclusiones que todo lo que está ocurriendo es producto del mismo descontrol que el gobierno originó al dejar de ser creíble.

En ese sentido, el presidente como responsable también de su gente, me ha fallado, porque tenía claras ideas de salir de una crisis, y en parte se salió, pero continuamos transitando por el peor de los caminos que es la falta de credibilidad en las instituciones, y de eso es responsable cada uno de los integrantes del presente gabinete al olvidarse que lo primero que se debe defender con honestidad es nuestra Nación, la misma que ahora está siendo vista por el mundo entero como chiquero de chanchos. Para no perder la costumbre.

domingo, 6 de mayo de 2007

ALGO PASA

Viejos tiempos se cruzan por la mente, pero eso se quiere ver como pensamientos negativos, o quizás, se dice que es tirar mensajes en contra de la reelección del presidente. Pero cada día que pasa crece el nerviosismo y no precisamente por las agresiones políticas entre los candidatos. La agresión en sí misma es contra la propia ciudadanía y pareciera que a nadie le interesa.

Mientras tanto, la voluntad política se juzga por sí sola en la intención única de mantener el poder o de lograrlo de una vez por todas. Sin dudas, el sillón de Rivadavia tiene un precio alto en estos días, de tal manera que cualquier altercado que gira entorno del propio presidente suena a hechos que apuntan a su persona.

Quizás pretendan martirizarlo, pera ganar en cierta forma algo más de la popularidad que fue perdiendo, o quizás, por el mismo miedo que la oposición se refuerce y lo arrebaten, de la misma manera que le arrebataron la provincia de Misiones, nieguen la determinación de un Fiscal diciendo únicamente lo que ellos ven. Y si vamos al caso, por qué no se dijo antes que la madre era amenazada. La cuestión es que mientras tanto, otras cosas suceden y ponen en duda la credibilidad de la misma conducción.

Desde el primer momento que los antecedentes juzgan a Fernández por su pasado en Quilmes y por las relaciones con quienes hoy son enemigos del presidente ya no tendría relación el liderazgo y poder que Fernández sigue teniendo, pero dan clara situación que aquellos no interesara, y por ende, se pierde día tras día la credibilidad. Una credibilidad que los años fueron dando paso a su agotamiento por las mismas carencias del Estado y las facultades atribuidas que algunos ministros se tomaron.

El estar cerca de las elecciones, supone en Argentina, tiempos de denuncias, enfrentamientos, saldo de cuentas pendientes y montones de circunstancias que solamente apuntan a desacreditar al otro, sin importar que el pueblo está mirando de costado, ya que no cree más nada. A veces, al menos por las experiencias pasadas, se revirtieron las cosas cuando al momento de dejar el voto la ciudadanía pareció olvidarse del pasado oportuno de cada candidato. Dios quiera que ahora se vote con conciencia y no falte memoria.

Pero en cierta forma, ya no es lo mismo y eso parece que no lo tienen presente, o sí. El tema es que la locura por el manejo del poder, canastita siempre deseada, descuida los lados más delicados de la gente y recae negativamente sobre el gabinete de turno. Pero no se trata de caprichos presidenciales, pues dudo que Kirchner pretenda atemorizar al pueblo. Sería cuestión de buscar en el pasado o en la cabeza loca de algún cercano al presidente cuáles son las intenciones de seguir embarrando la cancha, a no ser que verdaderamente existan grupos de poder que pretendan hundirlo, o quizás, algunas certezas realmente molesten y deba entonces manejarse otros hilos para tapar lo que el pueblo no tiene que ver. El tiempo dirá dónde está la razón.

La cuestión es que algo está pasando. Testigos que desaparecen, otros que son asesinados, algunas radios que se levantan, denunciantes amenazados, un periodismo que por momentos calla o no ve, relaciones turbulentas entre el presidente con algunos jueces y también con la Iglesia, y como si fuera poco, la violencia en la calle crece a paso agigantado entre asaltos, corridas, estudiantes, policías, droga, menores que desaparecen, patrulleros truchos o mal preparados y un valor dólar totalmente ficticio en medio de un proceso de inflación que despierta preocupación para diciembre al momento de cerrar las cuentas para comenzar a dar las cartas nuevamente.

Algo está pasando, pues son muchas las canillas abiertas que están perdiendo y sería un verdadero problema si las cañerías no aguantan y comienza la inundación. Dios quiera también que todo siga en calma.