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martes, 25 de septiembre de 2007

OTRA MUESTRA CLARA DE INOPERANCIA

Una vez más, la falta de seriedad y carencia de criterio queda demostrado en el absurdo y para nada polémico proyecto del diputado porteño Abelardo García, del Partido Conservador Popular. Éste personaje, hasta hace unos días poco influyente, ingresó a la legislatura en diciembre de 2006, único miembro del nombrado bloque. Al momento que sus pares tomaron conocimiento del proyecto supusieron que se trataba de un chiste, pero no es así, lleva el número 2104-D-2007.

El curioso y novedoso proyecto trata del ordenamiento del desplazamiento de la gente por las calles peatonales de la Capital. En resumen, la propuesta consta en que los peatones tengan sentido de circulación obligatorio, caminando siempre con el hombro derecho lo más cerca posible a la línea de edificación. Caminar en sentido marcado (igual que las calles de doble mano) y si quiere cruzar al lado opuesto deberá hacerlo de manera recta, evitando cruzarse en forma diagonal, evitando así entorpecer la marcha de los demás. Si la gente tiene que volver hacia atrás, deberá cruzar de mano, volver por la mano contraria y entonces cruzar en línea recta.

Entre otras cosas, el diputado considera que en la aglomeración y choque entre los transeúntes, los carteristas se aprovechan y operan con total impunidad. Inclusive, colocar señales que indiquen el sentido obligatorio de desplazamiento. Se deberá contar con personal competente para hacer cumplir el ordenamiento e imponer “penas correctivas onerosas” a los transgresores. El proyecto será discutido por las comisiones de Tránsito y Transporte y de Comunicación Social.

Realmente parece una burla. Alguien tiene que avisarle a éste personaje que la sociedad argentina está descontrolada de tal manera que no le importa su propia vida si se tiene en cuenta que la cantidad de muertos por día en accidentes sigue creciendo. Alguien tiene que decirle que no se pudo poner orden en las cosas más esenciales como la conducta en las escuelas. Por favor, que alguien le avise que la impunidad de los carteristas es el fiel reflejo de una justicia de garantías y la carencia misma de un sistema judicial que permita seguridad jurídica, creencia en el sistema y aplicación de la misma ley.

En lugar de pretender poner orden para caminar, mejor sería que pongan orden en las cuentas de aquellos organismos que a sabiendas del propio pueblo metieron la mano y no la devolvieron. Que alguien le informe que muchas reglamentaciones en defensa de los discapacitados no se respetan y nadie hace algo para que las mismas se cumplan.

Sr. Diputado, no sea ridículo, todavía no se ha logrado conciencia acerca del SIDA. No se utiliza en gran porcentaje el cinturón de seguridad, no se respetan las normas de tránsito, no se aplican programas que eduquen a los niveles más marginados el uso de métodos anticonceptivos que permitan dejar de tener los hijos que no pueden mantener. No se logra instrumentar la manera de terminar con los chicos de la calle. Y así, se puede dar una lista muy extensa de situaciones y problemas por solucionar, como para estar perdiendo tiempo en proyectos que no conducen a nada.

Hay que ser más prácticos, tener más criterio. La densidad poblacional está en crecimiento. Se deben mejorar las estructuras. Antes de marcar una vereda y poner cartelitos indicadores de sentido, hay que hacer respetar las normas de convivencia que ya existen. Hay que educar. Hay que respetar y hacer respetar. Por más que ponga un orden para caminar, si no existe el respeto ese orden no sirve. Y la manera más viable de recuperar el respeto se logra aplicando el castigo por el incumplimiento de la ley, porque de esa manera el ejemplo señala un precedente, un ejemplo que enseñe claramente que cuando no se cumple se recibe una pena.

Lo único que le falta, Sr. Diputado, es castigar a los que caminan mal o usan sillas de ruedas, porque esa gente estorba a su manera de pensar la libre circulación. En lugar de pretender reglamentar la forma de circular, debería preocuparse por presentar un proyecto que castigue con mayor rigor a quienes no respetan a un discapacitado, no respetan la vida humana o para quienes pretenden seguir construyendo de nuestro país una sociedad selecta que discrimina.

Con todo respeto Sr. Diputado, renuncie y no siga cobrando para presentar proyectos vacíos de criterio. No ocupe un lugar que puede ser productivo si está bien utilizado.

Carlos Bruno Pianesi

Escritor – Analista

Director de la Revista Ética y Moral.

(Lanús – Pcia. de Bs. As.)

martes, 11 de septiembre de 2007

¿Cuál es el mensaje?

Cada uno tiene todo el derecho que le corresponde de hacer la lectura que quiera. Cada uno puede manifestar su elección de la manera que más le guste. Pero cada uno también tendrá que hacerse cargo el día de mañana de lo que hoy ha elegido.

Justamente esa elección, está íntimamente relacionada en la lectura, interpretación y comunicación de lo que se recibe, lo que se consume. Una de las grandes falencias de nuestros gobernantes, está expresada en la carencia de programas educacionales con miras al futuro. La bajada, si me permiten la expresión, de línea cultural que desciende de las altas esferas, cuando a simple vista, desde Ministerios y entes reguladores algunas cosas pasan de largo.

Pareciera que la idea es seguir apuntando a lo mediocre, sí, una cultura mediocre que permita, quizás, vulgarizar aún más los conceptos básicos para la convivencia. Seguir perdiendo aún más ciertos valores.

La ética, el respeto, los buenos modales, van quedando cada vez más atrás, y la preocupación no deja de pasar hasta dónde vamos a llegar. Quizás el camino está marcado y la propia sociedad se está transformando en una simple conglomeración de gente consumidora sin importar contenidos ni calidad de gente.

¿Será cierto entonces, que los cambios generacionales en medio de la alta tecnología traen aparejado la nivelación mediocre de la cultura? No, no es así. Son muchos los países que en medio del avance tecnológico han convertido sus sociedades en ejemplo de vida. Entonces, sin duda, todo pasa por los objetivos. Ahí está la respuesta, en los objetivos. Entonces que cada uno analice mediante su propia lectura cuáles son los objetivos que se persiguen con tanta mediocre exposición de cultura barata y sin rumbo.

El vocablo y los hechos orientan a la duda, aunque para algunos las dudas están ya disipadas. Con el debido respeto que los interpretes e involucrados merecen, no se puede pasar por alto que ciertas coincidencias sirven de muestra.

Hace poco tiempo, un participante del reality “Gran Hermano”, ex convicto terminó siendo finalista luego de haber sido una viva demostración de costumbres y vocablo“tumbero”. Con el derecho que le corresponde a su lugar de arrepentimiento, no alcanzó estar en pantalla y ser finalista, que luego de ciertas vueltas volvió a aparecer en el “Reality Famosos” para terminar ganando el juego.

Aparentemente su clasificación fue voluntad de la gente, de igual manera pensar que la gente ha votado por la caridad, lástima o premio de la situación planteada de pedir perdón por sus actos del pasado. Quizás, el sólo hecho de haber estado, ya significaba más que suficiente para tal objetivo. En cierta manera, también se lo puede considerar una falta de respeto a los que hicieron buena letra y terminaron perdiendo el juego, o a los famosos que en cierta forma lograron algo en sus vidas. ¿Y aquellos que fueron victima de los hechos de ese ganador, qué habrán sentido?

Pues la misma impotencia puede sentir aquellos que durante años pagan estudios a sus hijos con el sacrificio que ello demanda hoy día y deben escuchar en la pantalla chica la vil, barata y vergonzosa propaganda que un canal hace en su programa ilustrativo acerca de cárceles, acerca del vocablo “tumbero” y la posibilidad de adquirirlo mediante un llamado telefónico con el fin de “aprenderlo y divertirse”.

Cada uno es dueño de su elección, y el hecho de esas circunstancias demostrativas de cultura mediocre no significa que se generalice. Pero sí no deja de ser una opción dentro de las elecciones que el consumo brinda. Eso es lo grave, la posibilidad de brindar lo que no construye.

Cada uno maneja sus medios, también la elección de los mismos. Pero más positivo sería dejar de levantar banderas por lo mediocre, por la obscenidad, el libertinaje y la constante falta de límites, esos límites que también se evidencian en la ausencia misma de la aplicación de justicia. Pero ese es otro tema. Quizás más político. Aunque cabe una pregunta, ¿la viva demostración de cultura callejera, el éxito sin talento, la falta de pudor, la violación a los derechos reservados, la cultura mediocre no es también un tema político?

La cultura se hace, la educación es el camino.

Carlos Bruno Pianesi