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martes, 11 de septiembre de 2007

¿Cuál es el mensaje?

Cada uno tiene todo el derecho que le corresponde de hacer la lectura que quiera. Cada uno puede manifestar su elección de la manera que más le guste. Pero cada uno también tendrá que hacerse cargo el día de mañana de lo que hoy ha elegido.

Justamente esa elección, está íntimamente relacionada en la lectura, interpretación y comunicación de lo que se recibe, lo que se consume. Una de las grandes falencias de nuestros gobernantes, está expresada en la carencia de programas educacionales con miras al futuro. La bajada, si me permiten la expresión, de línea cultural que desciende de las altas esferas, cuando a simple vista, desde Ministerios y entes reguladores algunas cosas pasan de largo.

Pareciera que la idea es seguir apuntando a lo mediocre, sí, una cultura mediocre que permita, quizás, vulgarizar aún más los conceptos básicos para la convivencia. Seguir perdiendo aún más ciertos valores.

La ética, el respeto, los buenos modales, van quedando cada vez más atrás, y la preocupación no deja de pasar hasta dónde vamos a llegar. Quizás el camino está marcado y la propia sociedad se está transformando en una simple conglomeración de gente consumidora sin importar contenidos ni calidad de gente.

¿Será cierto entonces, que los cambios generacionales en medio de la alta tecnología traen aparejado la nivelación mediocre de la cultura? No, no es así. Son muchos los países que en medio del avance tecnológico han convertido sus sociedades en ejemplo de vida. Entonces, sin duda, todo pasa por los objetivos. Ahí está la respuesta, en los objetivos. Entonces que cada uno analice mediante su propia lectura cuáles son los objetivos que se persiguen con tanta mediocre exposición de cultura barata y sin rumbo.

El vocablo y los hechos orientan a la duda, aunque para algunos las dudas están ya disipadas. Con el debido respeto que los interpretes e involucrados merecen, no se puede pasar por alto que ciertas coincidencias sirven de muestra.

Hace poco tiempo, un participante del reality “Gran Hermano”, ex convicto terminó siendo finalista luego de haber sido una viva demostración de costumbres y vocablo“tumbero”. Con el derecho que le corresponde a su lugar de arrepentimiento, no alcanzó estar en pantalla y ser finalista, que luego de ciertas vueltas volvió a aparecer en el “Reality Famosos” para terminar ganando el juego.

Aparentemente su clasificación fue voluntad de la gente, de igual manera pensar que la gente ha votado por la caridad, lástima o premio de la situación planteada de pedir perdón por sus actos del pasado. Quizás, el sólo hecho de haber estado, ya significaba más que suficiente para tal objetivo. En cierta manera, también se lo puede considerar una falta de respeto a los que hicieron buena letra y terminaron perdiendo el juego, o a los famosos que en cierta forma lograron algo en sus vidas. ¿Y aquellos que fueron victima de los hechos de ese ganador, qué habrán sentido?

Pues la misma impotencia puede sentir aquellos que durante años pagan estudios a sus hijos con el sacrificio que ello demanda hoy día y deben escuchar en la pantalla chica la vil, barata y vergonzosa propaganda que un canal hace en su programa ilustrativo acerca de cárceles, acerca del vocablo “tumbero” y la posibilidad de adquirirlo mediante un llamado telefónico con el fin de “aprenderlo y divertirse”.

Cada uno es dueño de su elección, y el hecho de esas circunstancias demostrativas de cultura mediocre no significa que se generalice. Pero sí no deja de ser una opción dentro de las elecciones que el consumo brinda. Eso es lo grave, la posibilidad de brindar lo que no construye.

Cada uno maneja sus medios, también la elección de los mismos. Pero más positivo sería dejar de levantar banderas por lo mediocre, por la obscenidad, el libertinaje y la constante falta de límites, esos límites que también se evidencian en la ausencia misma de la aplicación de justicia. Pero ese es otro tema. Quizás más político. Aunque cabe una pregunta, ¿la viva demostración de cultura callejera, el éxito sin talento, la falta de pudor, la violación a los derechos reservados, la cultura mediocre no es también un tema político?

La cultura se hace, la educación es el camino.

Carlos Bruno Pianesi

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo que usted est{a manifestando es una triste realidad. Parece ser que la educación no está incluída en el programa político de quienes nos gobiernan. No se olvide usted, Sr. Carlos, que sabiendo perfectamente que el sistema educativo adoptado de España, en los años 90 no era el mejor, aquí se puso en práctica como el mejor de las inversiones en educación. Luego tardaron más de 10 años en darse cuenta, mejor dicho en tratar de cambiar lo que ciertamente nunca había servido.
Creo que es una característica de nuestros gobernantes, tener la premisa que educar es lo último que se debe hacer, quizás así, puedan seguir trabajando, si así lo podemos llamar, en la conducción de un pueblo con mediocre cultura y pensamiento colectivo. Nada identifica a nuestra sociedad como una identidad de carácter y personalidad que pueda, al menos por ahora, incidir en nuestro futuro.
Nos movemos en maza, y somos llevados como tales, lo individual no llega a prosperar, a no ser que los medios por interés de los mismos gobernantes, permitan dar a conocer aquellos puntos de vista que permitan agregar un paso positivo que nos oriente a un futuro mejor. Estamos estancados culturalmente, estamos mal parados si pretendemos llegar a ser un país en serio. Lo felicito, ya fueron varios los artículos que usted deja el claro mensaje de la carencia de fuerza y determinación que tiene nuestra sociedad. Lo dijo en una oportunidad, mientras a los argentinos no le toquen el boslillo, parece que nada lo hace reaccionar.