recuperacion-de-valores@googlegroups.com

Grupos de Google
Suscribirte a RECUPERACION DE VALORES
Correo electrónico:
Consultar este grupo

lunes, 10 de mayo de 2010

Resumen Político

Desde aquella frase “Qué te pasa Clarín, estás nervioso?” se vive en la argentina esa sensación tan particular de caminar pisando huevos con miedo a romper alguno. Esta batalla sin cuartel, sin medida ni respeto entablada entre el gobierno y algunos medios, es una mera demostración de soberbia donde terminan imponiendo una sola idea, el monopolio oficialista. En una actitud arbitraria, al mejor estilo chavista, el gobierno tiene bajo su dominio aquellos medios que están fuera del Grupo Clarín y que en cierta manera conforman un monopolio oficialista, obligados en cierta forma a prestar servicio oficial. Me sirves o estás muerto. Cabe analizar pequeños aspectos de las trasmisiones de fútbol, para darse cuenta a simple observación que fue un negocio redondo de algunos, turbio en ciertos puntos y rentable sin duda para la propaganda oficial. No todos están convencidos que el fútbol en argentina es gratis. Acaso las trasmisiones sin publicidad privada y centrada en avisos oficiales de actividad gubernamental tienen un bolsillo que las paga… el pueblo. Esa explotación de espacio público para propagandas del matrimonio presidencial dan clara evidencia que tomaron una iniciativa quizás para todos, pero que solamente saca frutos concretos el mismo matrimonio, ya que con el tiempo el pueblo tendrá en las arcas del estado una deuda originada en el intento de sostenimiento de una programación cara y sin fondos genuinos, ya que el estado paga con la misma plata del Estado. Recuerda el viejo canal 7? Tiene presente la actual Aerolíneas? Ya lo vamos a ver. Por otro lado, los cruces entre el oficialismo y los hijos de Ernestina Herrera de Noble, ya comienza a parecerse a la medición de poder (entre comillas) entre las razones políticas del gobierno en necesitar que sean hijos de desaparecidos y los anhelos de tranquilidad en sus vidas de los que ya no quieren otra cosa que los dejen en paz (Marcela y Felipe Noble). Empapelaron una ciudad imponiendo temor. Algunos que dicen velar por los Derechos Humanos están en cierta forma aparentando hacer persecución ideológica y política. El gobierno desmiente, como es de esperar y sin otra posibilidad. “Libertad de prensa para Todos”, pero no cabe duda que opinar o pensar en forma diferente y dar a conocer negociados, corrupción o evidenciar ciertas investigaciones tiene precio. Lo peor de todo esto, es el daño que se le está haciendo al derecho ciudadano, a la política, a la democracia y a la libertad de prensa. Pero las cosas no terminan ahí. Estamos en presencia de una grave decisión, la de hacer una campaña electoral basada en el ataque a los medios de difusión. Quiere decir entonces que en lugar de escuchar propuestas, esta vez escucharemos críticas sobre el otro y palos a la prensa que no está con el gobierno. Sin dudas, están faltando ciertos gestos de grandeza en el reconocimiento, humildad en lo personal y moral en lo político. Carlos B. Pianesi

lunes, 28 de diciembre de 2009

Inseguridad

Los hechos muestran que estamos estancados en las palabras y las soluciones demoran en llegar. Es un tema muy complejo que pasa por una serie de escalas que van desde el robo simple pasando por el secuestro y terminando con el asesinato a sangre fría tanto de la gente como de agentes policiales. Sin dudas que los aspectos sociales son elementales esenciales, la pobreza, la falta de trabajo, la droga, el consumo alto de alcohol y otros motivos, dan claras muestras que socialmente hay un compromiso determinante. Pero se comete el error de no tener en cuenta los aspectos políticos que muchos no quieren mencionar. La esencia misma de la seguridad, pasa por una función del Estado que debe tomar los elementos necesarios, analizarlos y dar una respuesta contundente. Lo que falta en Argentina es la determinación política de erradicar ciertos aspectos que no pasan precisamente por la pobreza, la cultura y la droga, sin ir más lejos de estar de estar muy relacionado. Mucho más fácil de solucionar aspectos sociales sería si de una vez por todas el Estado toma las riendas para que los Institutos para menores estén en condiciones, no es admisible que los pocos Institutos que se tienen estén en malas condiciones, que no cumplan la función en forma correcta, que los menores que se internan en gran parte se escapen y terminen en las calles cometiendo delitos nuevamente. Tenemos un problema serio en la relación DELITO-PENA-CUMPLIMIENTO y en la relación DELITO-CAUSA y JUZGAMIENTO-EFECTO. Se tiene conocimiento de las causas que llevan al delito, penas que son claras, cumplimiento que no es efectivo. Se tiene el delito y la causa que lo motiva pero su juzgamiento es lento, arbitrario muchas veces y con un efecto de sanción poco ilustrativo desde el ejemplo. El menor roba y mata sabiendo que no es juzgado, y si lo es, termina saliendo porque es menor o porque se escapa… o porque le abren la puerta. Mayores que usan a los menores para el delito, y muchos que hacen del tema un caldo de cultivo para ser protagonista. Ese es quizás el otro de los problemas, hacen política, campaña y prensa con las necesidades del pueblo y cuando llega el momento no son capaces de levantar la mano para decir presentes. Sin dudas no están teniendo en cuenta que el mayor enemigo de la delincuencia es el mismo sistema con sus formas. La falta de encarar el tema desde lo estructural como sociedad. Se necesitan muchos años en nuestro país para terminar con los parámetros de pobreza y erradicar uno de los motivos delictivos, pero mientras tanto se quedan en la idea que si no se resuelve eso no logramos nada. Error señores, mientras tanto hay que hacer algo, y seguir perdiendo tiempo en discutir si bajamos o no la edad del juzgamiento penal, se sigue hablando de derechos humanos como garantía de impunidad a tal punto que hasta llegamos a que los familiares de quienes cometieron delitos piden indemnización por muerte. No será quizás que algunos no quieren pagar el precio político de firmar leyes donde estarían borrando con el codo lo que escriben con la mano? Cabe preguntarse si luego de tantos años que se viene revolviendo los años 70, de pronto se modifican leyes que en apariencia sería dictatorial, castigador, fuertes y eso sería contrapuesto a la reivindicación de los Derechos Humanos, esos que parecen tener los delincuentes y no la ciudadanía. Pero se olvidan que el peso político cae más fuerte cuando corre sangre del pueblo que cuando se defiende lo indefendible como el juzgamiento, la sanción y el castigo Está dentro de los esquemas políticos de una estructura social basada en que la disciplina, el control, la conducta, la pena y el castigo son normas de la dictadura. No señores, no, la democracia no es eso, la democracia también debe tener orden y estructuras básicas de control y disciplina, porque deben recordar que la Ley es la suma de normas que regulan la conducta humana. Acá falta conducta, acá falta regulación y orden. Si se piensa que bajar la edad para los menores es una medida poco factible desde lo social, humano y correcto, entonces cumplimenten los elementos necesarios para que el pueblo no siga pagando con su sangre lo que se soluciona con una pluma. Muchos aspectos giran en el entorno del tema inseguridad. Aspectos sociales, políticos y estructurales. Determinación. Son muchas las brechas que se abren en su entorno, una cosa lleva a la otra, pero mientras se diga que la inseguridad es una sensación ya sabemos que no están pegando en el centro del problema. Los Argentinos quieren vivir en Paz. Los Argentinos pretenden el Derecho a la Vida. Carlos B. Pianesi

domingo, 22 de marzo de 2009

La Trilogia de la Inseguridad

Cuando unos meses atrás en mi programa de radio “Ética y Moral (en Radio), hablé de la “Trilogía” haciendo referencia a la inseguridad, algunos llegaron a entender que se trataba de una forma sarcástica de definir la problemática que nos ocupa. No faltaron los que opinaron que era una manera de tirar la pelota afuera y lavarme las manos como comunicador social en lugar de dejar una carta jugada.

Pero pasaron los días, fueron dándose distintas cosas en nuestra sociedad y hoy,… hoy la “Trilogía” es una constante que escuchamos en los medios masivos de comunicación. Esa misma polémica con formas al mejor modo de excusas y con palabras vacías de criterio y discursos de tiempos de política.

La famosa “Trilogía” no es otra cosa que definir la problemática de la inseguridad en las responsabilidades compartidas que a modo de “Yo no fui” discuten hoy los tres Poderes de Estado.

Dije en aquella oportunidad y reitero aún más hoy, que el Poder Judicial le tira las responsabilidades al Poder Ejecutivo de no poner lo necesario arriba de la mesa para tener y mantener los institutos para menores al mismo tiempo que saca un fallo de la Corte Suprema recordando que a los menores no se los puede trasladar a Comisarías y deben ser trasladados a dependencias oficiales que tengan a cargo el cuidado de los mismos.

Mientras tanto, el Poder Ejecutivo dice que el Poder Judicial es responsable de los actos de aquellos jueces “garantista” que dejan salir a los detenidos con relaciones comprometidas con delitos que hacen a la inseguridad.

Al mismo tiempo, ambos poderes se van de boca diciendo que el Poder Legislativo no actualiza las leyes y que más de 14 proyectos Penales Juveniles están a la espera de ser tratados.

La “Trilogía” es hoy un circo donde los tres poderes entran en el debate y el desgaste político mientras la gente sigue esperando el poder vivir en paz. Por momentos, cuando las papas queman, se acuerdan de comentar que la inseguridad tiene como base la indigencia, la pobreza, la droga y la falta de educación.

Otros salen a la pantalla chica explicando lo inexplicable y no falta algún ministro que pueda esbozar la idea que la inseguridad se controla con la prevención.

Hasta cuándo se seguirá debatiendo lo que ya no tienen más cabida. Tiran de la cuerda sin darse cuenta que se puede romper y cabe la pregunta, como se dice, del millón, ¿Hasta dónde aguantará la sociedad este manoseo?

¿Será quizás que a los argentinos les falta sangre? Será verdad eso que el Argentino reacciona únicamente cuando le tocan el bolsillo?

Lo cierto es que cada día los Poderes de Estado se pelean y se tiran flores tratando de zafar cada uno de sus responsabilidades. Pero por más que lo intenten, no todos son perejiles de creer que realmente se trata de una polémica cierta. Simplemente se están lavando las manos cada cual de sus responsabilidades.

Pero a ciencia cierta, el problema de la inseguridad tiene como base fundamental el propio sistema jurídico que hace agua. El incumplimiento de las leyes, la corrupción política, policial y judicial.

¿Se imagina usted lo que sería la pena de muerte en argentina con un sistema judicial rodeado de lagunas del derecho, corrupción y obediencia política?

Son varios los factores que deben tratarse para solucionar el problema, y como dije hace unos días en AM 1320 Radio Ciudad, mientras la presidenta evada en sus discursos hacer referencia a la problemática de la inseguridad, quiere decir que el tema no es tratado a fondo ni está en las urgencias a tratar. El silencio otorga dicen. Porque cuando un tema preocupa y nos ocupa se lo menciona en forma constante.

Nadie pretende que a nuestros gobernantes les vaya mal, solamente es que preocupa mucho que siga pasando el tiempo y las cosas estén cada día más comprometidas, que se siga polemizando entre Poderes y nadie tenga la determinación política de poner en práctica algún programa efectivo acerca del tema.

Mire usted si no están dilatando nuevamente el tema de la seguridad que ahora, repentinamente, estaremos tres meses en plena campaña con esto del adelantamiento de las elecciones, por lo tanto, tres meses más que debemos esperar escuchar realmente que estén haciendo algo por la seguridad que no tenemos. Hoy por hoy, la prioridad política pasa por no perder poder en el Congreso.

La inseguridad es un problema de la gente, una gran omisión del Estado por no tomar determinaciones y un flagelo que se llama “Muerte Injusta de Inocentes”.

Dios Proveerá.

Carlos B. Pianesi

miércoles, 26 de marzo de 2008

NO A LA SOBERBIA NI A LOS PATOTEROS

Realmente al comenzar a escribir el presente artículo, estaba en la duda acerca de su título. Quizás, se podría resumir en decir “Pueblo contra Pueblo”, o “Al campo lo mata la soberbia”, quizás, aunque no le guste “Esto termina mal”.

Pero resulta que cualquiera de las elecciones hubiese sido la correcta, todas ellas encierran lo mismo, enfrentamiento social. El pueblo se enfrenta en medio de la soberbia de algunos, el patoterismo de los de siempre y la búsqueda del equilibrio. Pues de eso se trata, tratar de conseguir la estabilidad que se dice lograda y el crecimiento que se habla en los discursos. ¿Dónde está la estabilidad?

¿Acaso llaman estabilidad económica a las arcas del estado que se engruesan con el sacrificio del pueblo? No confundir, dice el cartelito ubicado en la conciencia popular. Los ruralistas son parte del pueblo y la señora que sale a realizar sus compras llena cada vez menos su bolsa. Pues mientras el estado aumenta las reservas, el pueblo compra cada vez menos. ¿Eso es estabilidad económica?

Crecimiento económico es hoy por hoy, tener altos porcentajes de exportación con los reembolsos que algunos perciben y otros negocian. Crecimiento se llama para nuestro Ministro de economía tener la tranquilidad de pagar las deudas, ¿Cuáles, las del Club de París? ¿Quizás la de la deuda externa mientras se negoció Bonos con Venezuela a valores más altos de intereses que los propios de la deuda?

No es quizás el punto de buscar la quinta pata al gato, que no la tiene, ni sacar los trapos al sol para que nuevamente el mundo vea de la manera que Argentina se expone en la vidriera de la vergüenza.

No se trata de exponer los errores buscando el precio de las cabezas políticas, tampoco incentivar la agresividad que va tomando el pueblo contra el pueblo mismo, pero existe una verdad, como bien dice el Martín Fierro, “si los hermanos se pelean, los devoran los de afuera”, y aquí, a primera vista pareciera que los hermanos son el pueblo y los de afuera el propio Estado. Las medidas anunciadas cerca del 11 de marzo último sobre las retenciones impositivas sobre el agro, pareciera convertirse en el detonante para una sociedad que no tolera más los actos de soberbia de la dirigencia política ni los actos patoteros de quienes no son ejemplo de paz pero que siempre tienen impunidad.

La lectura del discurso presidencial fue interpretada al momento, y sin hacerse esperar dejó lugar a la manifestación impensada del pueblo que salió a las calles con las cacerolas, las mismas del 2001. En una manifestación pasiva y para nada provocadora, el pueblo se fue reuniendo para decirle NO a la soberbia que calificó como “piquete de la abundancia” a la protesta del agro, a la falta de reconocimiento al sacrifico del acampo, a la puesta en el bolsillo de las manos del sistema.

Pero empañó las calles la presencia de los de siempre, quien en una muestra más de apoyo al gobierno pretendía y así lo hicieron, por medio de la fuerza, a empujones, gritos y desmanes desplazar la voluntad del pueblo de manifestarse libremente. Tomaron la plaza y corrieron a la fuerza a la gente que sin palos ni banderas le decía a la Presidenta –“no estamos de acuerdo”-

Pareciera en parte, que eso en la Argentina no se puede hacer, no se puede expresar lo que se siente, no se le puede hacer frente a la soberbia de las palabras y la anarquía de las calles manifiesta en la inseguridad. La gente estaba diciendo basta, y como eso era espontáneo, libre y sin banderas, se encargaron los grupos de presión de mandarlos a dormir. Pero creo que el llamado de atención ya está, y el pueblo parece no querer dormir. El pueblo no quiere ser mal tratado.

Caben entonces muchas preguntas, pero quizás la esencial pase por solamente una, ¿En qué termina todo esto? De algo se puede estar seguro, que con la soberbia y los patoteros no llegaremos muy lejos.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Panorama Argentino

Hace 24 años, cuando estábamos por votar y comenzar a vivir la democracia luego de una dictadura que sin dudas dejó huellas, las calles estaban vestidas de fiesta y la gente viviendo los días en medio de la algarabía por el evento de las elecciones. Hoy pareciera que nada está por ocurrir, pues la sociedad no está metida en las elecciones y complementariamente pareciera que nada le interesa.

¿Qué pasó?, ¿Qué ocurre?

Pareciera que nuestra democracia no evoluciona de la manera prevista en los manuales, ya que en lugar de estar metidos en la política y sus vaivenes, están alejados de todo discurso y participación.

Es sencillo, la credibilidad va siendo nula, la creencia en los políticos bastante relativa, y como si fuera poco, el ciudadano argentino está golpeado por fuertes hechos de corrupción.

Quizás la falta de claridad en algunos temas, el descontento por los magros resultados de gestiones anteriores y la decadencia misma de los partidos políticos como base fundamental de plataformas al mismo tiempo que la pérdida de identidad del partido político en sí mismo, está originando la ausencia de la alegría de votar.

El ciudadano está cansado de escuchar lo que luego no llega, de no tener lo que necesita ni de encontrar los caminos que lo conduzcan a una vida más tranquila.

Las mesas políticas están en plenas negociaciones y acuerdos a pesar de las diferencias que separan a los distintos candidatos. Los días se tornan tediosos y la monotonía política está servida sobre las calles del país.

Se sabe, claramente y se nota, que después de las elecciones volveremos a los problemas que aquejan al país. Quizás la inseguridad, la inflación y la crisis energética serán nuevamente los temas a debatir en forma constante como caballito de batalla para los opositores y preocupación constante para quien le toque gobernar.

Mientras tanto, la gente no tiene furor eleccionario. Pareciera darle lo mismo votar o no. La elección por determinado candidato está seriamente vinculada a pretender restarle votos al oficialismo por un lado, y por otro algunos prefieren lo que aparentemente sería la continuidad del actual modelo. No faltan aquellos que más allá de no encontrar algo interesante, piensan que los avatares del sindicalismo pueden hacer temblar la estabilidad medianamente lograda haciendo frente a lo que en estos días quedó expresado por la amenaza política a la candidata oficial.

Desde el oficialismo apuntan que ciertos cambios en la CGT pueden ser peligrosos a la hora de contar con el apoyo que Moyano les brindó y que en cierta forma les permitió al actual gobierno mantener cierta tranquilidad económica. Pero por otro lado, saben que las líneas de la central obrera están marcadas y orientadas a la cabeza de Moyano.

Si bien es algo relativo, las encuestas apuntan al triunfo de Cristina, quien cuenta con bases sólidas de un modelo económico apoyado por empresarios, contentos por un tipo de cambio alto. Asimismo sería un problema para ella si las cosas no funcionan bien, ya que uno se pregunta si le reprochará al gobierno anterior todo aquello que no le salga.

Por otro lado, Lavagna tiene en su haber la confianza de la gente por su última gestión realizada como ministro de economía. Quizás no le vean algunos, la pasta suficiente para transformarse en un político duro que no se deje avasallar por sectores siempre alertas a presionar.

El lenguaje de Elisa Carrió tuvo un vuelco significante. Algunas de sus frases agresivas, por así decirlo, se han transformado en oraciones medidas en la cautela. Quizás Elisa también está pensando que deberá sentarse a negociar con ciertos grupos fuertes de los cuales ella misma reconoce no tener demasiado diálogo.

El grupo de piqueteros están muy callados. Quizás acordaron algo. Lo veremos en el futuro, según quién sea el nuevo presidente.

La cuestión es no parecer estar a pocos días de las elecciones. La cuestión es ver a la gente de mal humor, agresiva, sin ganas de escuchar de política ni participar en ella. En cierta manera eso es algo que deberán tener en cuenta quienes están en la pelea por el sillón de Rivadavia.

Se suma un fantasma que está dando vuelta. Los hechos ocurridos en Córdoba y actualmente en situación política de alerta, dan la sensación de cierta impunidad por un lado y desconfianza por otro. Aquellas circunstancias dudosas en la provincia de Misiones alertaron en su momento cosas que podrían ocurrir. La provincia del Presidente es un polvorín silenciosamente callado a la fuerza de negociaciones que a sabidas cuentas no serán eternas. Lo de Córdoba rebalsó el vaso. ¿Y ahora?

Las sospechas están fundadas, aparentemente se han tomado medidas para asegurar el escrutinio del 28 en las generales. Dios permita que todo transcurra normalmente.

En general, la situación política argentina presenta un cuadro atípico a momentos de las elecciones. Varios factores rondan por los pasillos de la Casa Rosada y por la mente de los votantes. Por otro lado, se dice que los gastos de campaña fueron el 100% más que las dos elecciones anteriores. No se tienen cifras ciertas de la actual situación de indigencia, pobreza y desocupación real. Todo número que sale del INDEC no es creíble. Los 180 días de educación, por una cosa o por otra, nuevamente no se han cumplido. La justicia ausente en casos determinantes y la ruptura del concepto que el crimen perfecto no existe cuando se vio que en el caso María Martha Belsunse la perfección está, ya que se tiene al encubridor y no al asesino.

Estamos por votar, como digo siempre, Argentina una sopa caliente de variados ingredientes.

Resumen de la situación política argentina. (por Carlos B. Pianesi; Director de la revista Ética y Moral)

martes, 25 de septiembre de 2007

OTRA MUESTRA CLARA DE INOPERANCIA

Una vez más, la falta de seriedad y carencia de criterio queda demostrado en el absurdo y para nada polémico proyecto del diputado porteño Abelardo García, del Partido Conservador Popular. Éste personaje, hasta hace unos días poco influyente, ingresó a la legislatura en diciembre de 2006, único miembro del nombrado bloque. Al momento que sus pares tomaron conocimiento del proyecto supusieron que se trataba de un chiste, pero no es así, lleva el número 2104-D-2007.

El curioso y novedoso proyecto trata del ordenamiento del desplazamiento de la gente por las calles peatonales de la Capital. En resumen, la propuesta consta en que los peatones tengan sentido de circulación obligatorio, caminando siempre con el hombro derecho lo más cerca posible a la línea de edificación. Caminar en sentido marcado (igual que las calles de doble mano) y si quiere cruzar al lado opuesto deberá hacerlo de manera recta, evitando cruzarse en forma diagonal, evitando así entorpecer la marcha de los demás. Si la gente tiene que volver hacia atrás, deberá cruzar de mano, volver por la mano contraria y entonces cruzar en línea recta.

Entre otras cosas, el diputado considera que en la aglomeración y choque entre los transeúntes, los carteristas se aprovechan y operan con total impunidad. Inclusive, colocar señales que indiquen el sentido obligatorio de desplazamiento. Se deberá contar con personal competente para hacer cumplir el ordenamiento e imponer “penas correctivas onerosas” a los transgresores. El proyecto será discutido por las comisiones de Tránsito y Transporte y de Comunicación Social.

Realmente parece una burla. Alguien tiene que avisarle a éste personaje que la sociedad argentina está descontrolada de tal manera que no le importa su propia vida si se tiene en cuenta que la cantidad de muertos por día en accidentes sigue creciendo. Alguien tiene que decirle que no se pudo poner orden en las cosas más esenciales como la conducta en las escuelas. Por favor, que alguien le avise que la impunidad de los carteristas es el fiel reflejo de una justicia de garantías y la carencia misma de un sistema judicial que permita seguridad jurídica, creencia en el sistema y aplicación de la misma ley.

En lugar de pretender poner orden para caminar, mejor sería que pongan orden en las cuentas de aquellos organismos que a sabiendas del propio pueblo metieron la mano y no la devolvieron. Que alguien le informe que muchas reglamentaciones en defensa de los discapacitados no se respetan y nadie hace algo para que las mismas se cumplan.

Sr. Diputado, no sea ridículo, todavía no se ha logrado conciencia acerca del SIDA. No se utiliza en gran porcentaje el cinturón de seguridad, no se respetan las normas de tránsito, no se aplican programas que eduquen a los niveles más marginados el uso de métodos anticonceptivos que permitan dejar de tener los hijos que no pueden mantener. No se logra instrumentar la manera de terminar con los chicos de la calle. Y así, se puede dar una lista muy extensa de situaciones y problemas por solucionar, como para estar perdiendo tiempo en proyectos que no conducen a nada.

Hay que ser más prácticos, tener más criterio. La densidad poblacional está en crecimiento. Se deben mejorar las estructuras. Antes de marcar una vereda y poner cartelitos indicadores de sentido, hay que hacer respetar las normas de convivencia que ya existen. Hay que educar. Hay que respetar y hacer respetar. Por más que ponga un orden para caminar, si no existe el respeto ese orden no sirve. Y la manera más viable de recuperar el respeto se logra aplicando el castigo por el incumplimiento de la ley, porque de esa manera el ejemplo señala un precedente, un ejemplo que enseñe claramente que cuando no se cumple se recibe una pena.

Lo único que le falta, Sr. Diputado, es castigar a los que caminan mal o usan sillas de ruedas, porque esa gente estorba a su manera de pensar la libre circulación. En lugar de pretender reglamentar la forma de circular, debería preocuparse por presentar un proyecto que castigue con mayor rigor a quienes no respetan a un discapacitado, no respetan la vida humana o para quienes pretenden seguir construyendo de nuestro país una sociedad selecta que discrimina.

Con todo respeto Sr. Diputado, renuncie y no siga cobrando para presentar proyectos vacíos de criterio. No ocupe un lugar que puede ser productivo si está bien utilizado.

Carlos Bruno Pianesi

Escritor – Analista

Director de la Revista Ética y Moral.

(Lanús – Pcia. de Bs. As.)

martes, 11 de septiembre de 2007

¿Cuál es el mensaje?

Cada uno tiene todo el derecho que le corresponde de hacer la lectura que quiera. Cada uno puede manifestar su elección de la manera que más le guste. Pero cada uno también tendrá que hacerse cargo el día de mañana de lo que hoy ha elegido.

Justamente esa elección, está íntimamente relacionada en la lectura, interpretación y comunicación de lo que se recibe, lo que se consume. Una de las grandes falencias de nuestros gobernantes, está expresada en la carencia de programas educacionales con miras al futuro. La bajada, si me permiten la expresión, de línea cultural que desciende de las altas esferas, cuando a simple vista, desde Ministerios y entes reguladores algunas cosas pasan de largo.

Pareciera que la idea es seguir apuntando a lo mediocre, sí, una cultura mediocre que permita, quizás, vulgarizar aún más los conceptos básicos para la convivencia. Seguir perdiendo aún más ciertos valores.

La ética, el respeto, los buenos modales, van quedando cada vez más atrás, y la preocupación no deja de pasar hasta dónde vamos a llegar. Quizás el camino está marcado y la propia sociedad se está transformando en una simple conglomeración de gente consumidora sin importar contenidos ni calidad de gente.

¿Será cierto entonces, que los cambios generacionales en medio de la alta tecnología traen aparejado la nivelación mediocre de la cultura? No, no es así. Son muchos los países que en medio del avance tecnológico han convertido sus sociedades en ejemplo de vida. Entonces, sin duda, todo pasa por los objetivos. Ahí está la respuesta, en los objetivos. Entonces que cada uno analice mediante su propia lectura cuáles son los objetivos que se persiguen con tanta mediocre exposición de cultura barata y sin rumbo.

El vocablo y los hechos orientan a la duda, aunque para algunos las dudas están ya disipadas. Con el debido respeto que los interpretes e involucrados merecen, no se puede pasar por alto que ciertas coincidencias sirven de muestra.

Hace poco tiempo, un participante del reality “Gran Hermano”, ex convicto terminó siendo finalista luego de haber sido una viva demostración de costumbres y vocablo“tumbero”. Con el derecho que le corresponde a su lugar de arrepentimiento, no alcanzó estar en pantalla y ser finalista, que luego de ciertas vueltas volvió a aparecer en el “Reality Famosos” para terminar ganando el juego.

Aparentemente su clasificación fue voluntad de la gente, de igual manera pensar que la gente ha votado por la caridad, lástima o premio de la situación planteada de pedir perdón por sus actos del pasado. Quizás, el sólo hecho de haber estado, ya significaba más que suficiente para tal objetivo. En cierta manera, también se lo puede considerar una falta de respeto a los que hicieron buena letra y terminaron perdiendo el juego, o a los famosos que en cierta forma lograron algo en sus vidas. ¿Y aquellos que fueron victima de los hechos de ese ganador, qué habrán sentido?

Pues la misma impotencia puede sentir aquellos que durante años pagan estudios a sus hijos con el sacrificio que ello demanda hoy día y deben escuchar en la pantalla chica la vil, barata y vergonzosa propaganda que un canal hace en su programa ilustrativo acerca de cárceles, acerca del vocablo “tumbero” y la posibilidad de adquirirlo mediante un llamado telefónico con el fin de “aprenderlo y divertirse”.

Cada uno es dueño de su elección, y el hecho de esas circunstancias demostrativas de cultura mediocre no significa que se generalice. Pero sí no deja de ser una opción dentro de las elecciones que el consumo brinda. Eso es lo grave, la posibilidad de brindar lo que no construye.

Cada uno maneja sus medios, también la elección de los mismos. Pero más positivo sería dejar de levantar banderas por lo mediocre, por la obscenidad, el libertinaje y la constante falta de límites, esos límites que también se evidencian en la ausencia misma de la aplicación de justicia. Pero ese es otro tema. Quizás más político. Aunque cabe una pregunta, ¿la viva demostración de cultura callejera, el éxito sin talento, la falta de pudor, la violación a los derechos reservados, la cultura mediocre no es también un tema político?

La cultura se hace, la educación es el camino.

Carlos Bruno Pianesi