PANORAMA ARGENTINO (Dic-2006)
PANORAMA ARGENTINO (Resumen de la situación argentina, por Carlos B. Pianesi) Si se quiere ser optimista, se tiene que decir que el gobierno está pasando por un momento de mala racha. Pero cuando se analiza la realidad nacional no es cuestión de optimismo o pesimismo, es cuestión simplemente de dar una idea general de la situación y en política no existe la mala racha o el golpe de suerte. Entonces se tiene que decir que el gobierno está pasando por momentos algo complicados, quizás relacionado con los tiempos de elecciones que se aproximan, o el reflejo tardío de ser gobierno con algo más del 20% de los votos aunque las encuestas dan una imagen positiva sobre el presidente mayor al 70%. El hecho es que hoy por hoy, la preocupación del gobierno está centrada en una realidad que seguramente nunca quiso vivir ni tampoco tenía en los planes enfrentar. Ciertos puntos neurálgicos están debilitados, con el costo político que eso significa cuando a medida que pasan los días la misma ciudadanía se va preocupando al notar que el poder político no está exclusivamente centrado en el mismísimo gobierno, sino compartido con fracciones que indirectamente van poniendo sus pautas. Sean leales o no, sean constructivas o no eso no interesa. Lo que vale es la demostración activa de formas y modos que ponen en vilo al gobierno, a la sociedad y al mismo sistema democrático. No es exagerar, simplemente es cuestión de analizar que la base misma de la sociedad está demasiada convulsionada, de la nada y por poco, se producen enfrentamientos entre el mismo pueblo o contra la policía. Pareciera que la paciencia en algunos temas se termina. En las últimas semanas fueron duros los golpes, y el propio presidente salió al cruce haciendo comentarios sin dejar de enviar algún mensaje. Mucho pasa quizás como respuesta a sus particulares formas de gobernar, es más, los modos de decir ciertas cosas. Pero es su estilo y se lo debe respetar, aunque al momento de mover las fichas por las elecciones que se aproximan, mucho sirve sacar provecho de las circunstancias que se fueron presentando como resultado de los entredichos y de las políticas desarrolladas en ciertos temas. Todo está girando en los cambios obligados por los resultados de Misiones y la obligación política de bajar las intensiones de reelección. Con respecto a ello, quizás el gobierno tenga en estos momentos la ventaja que a la oposición no se le presentan fáciles las cosas. Veremos qué pasa. La inseguridad que sufre la población no pasa desapercibida y el sistema jurídico sigue tan colapsado como siempre. Faltan estructuras, criterio y decisión política sin miramientos a quién se castiga. Hoy la justicia se sigue negociando. Hay quienes responsabilizan al propio gobierno de las cosas que ocurren por haber sido el mismo gobierno el precursor de una política de enfrentamiento constante en todo terreno. El mismo presidente reconoce haber sido muy directo y frontal, pero así se autodefine y ciertamente es también lo que se necesita para sacar un país adelante. Lo que ocurre es que las cosas quizás no estaban dadas todavía para abrir batalla en todos los frentes al mismo tiempo. Argentina sigue con el problema de siempre, falta maduración y dejar de lado los intereses partidarios y sectoriales. Desde la provincia de Buenos Aires, le llega al gobierno el peso del costo político por los hechos, que uno tras otro se fueron presentando. Quizás alcanzaba con la desaparición de Jorge López, que atento la formas de ver, puede tratarse de responsabilidades conjuntas entre la Provincia y la Nación, ya que alguien se tuvo que preocupar por cuidar a un testigo fundamental en una causa que dirimía asuntos relacionados con la policía de la Provincia en tiempos de dictadura y el mandato mismo del gobierno en poner los puntos en claros con relación a aquellos años. Ahora ya es tarde. Pero se le sumó los hechos en la quinta de San Vicente, algo muy complicado de analizar donde varios asuntos están en juego, con fracciones relacionados como el gremialismo, la policía, los barras del fútbol, dirigentes de varias cúpulas y el repudio generalizado de la sociedad que sin pausa no dejo de sentenciar los hechos y de demostrar su preocupación y miedo. Hace unos años, la provincia de Buenos Aires presentaba hechos que convertían al país en un hervidero. Los saqueos, luego los muertos en la estación Avellaneda, depuración policíaca, la mayor violencia, la gran cantidad de secuestros, todo en el mayor de los distritos que se debe cuidar fue creando un malestar generalizado que indirectamente fue condicionando al gobierno nacional. Claro que Felipe Solá tiene que estar preocupado y en éste momento también lo está el presidente Néstor Kirchner. El fantasma de los años 70 recorre la memoria de la gente, las tensiones generadas en la incertidumbre de algunos temas, la sociedad nerviosa y sin pautas claras, el gremialismo enfrentado aunque se aparente silencio, la Iglesia mira de costado, grupos disidentes molestos por los juicios a los militares y una serie de cosas menores que no por ello pierden importancia se mezclan en un todo que lleva a convertir nuestra política en una sopa caliente que se llama Argentina. Pero se dice que está todo bien y tranquilo. Por ello, hoy el panorama político es delicado aunque algunos lo niegan y en gran parte no está en manos del propio pueblo solucionar en las urnas lo que se debe resolver en ciertos escritorios. CBP.
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