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lunes, 30 de abril de 2007

TV MEDIOCRE - 2º parte

Es importante saber respetar las opiniones ajenas, pero la critica, en ocasiones se debe orientar al claro objetivo de sacar las conclusiones que dejen un mensaje constructivo. De ahí, entonces se debe analizar cuáles son los argumentos sólidos que pueden argumentar que el programa Gran Hermano marca un camino de bases culturales positivas.

Se sabe que es un juego, pero entonces un juego de análisis sobre ratas de laboratorio que no dejan de ser humanos y en cierta forma son colocados como representantes de nuestra sociedad, con sus diferentes vivencias y con sus experiencias en miras a demostrar la problemática de nuestra juventud.

Pues si la problemática está basada en dicha demostración, entonces estamos perdidos. Quizás el peor de los errores lo cometen los mismos medios, cuando aseguran que la opinión de una familia representa a millones de televidentes. No deja de ser una manera de pretender fomentar lo que indiscutiblemente se muestra como algo natural, constructivo, divertido y positivo.

No se puede discutir que en ocasiones divierte, si se describe a la diversión como simple pasa tiempo. Pero decir que esto es natural cuando están actuando buscando el minuto de fama pretendiendo un futuro próspero, o apuntar que es constructivo porque se muestran diferentes formas de vida o llamar a éste circo televisivo un programa positivo, es una barbaridad. No deja nada y demuestra claramente que el factor común es mostrar que la falta de talento, la carencia de personalidad y la desorientación para enfrentar la vida te marcan el camino a la fama.

Un juego que se basa claramente en encontrar la forma de supervivencia sin contacto exterior en medio de engaños, conviviendo entre mentirosos, obsesivos, incultos, patoteros, fanfarrones y fríos calculadores en las relaciones humanas. Una constante relación entre lo ficticio y lo que quisiera ser.

Un programa que se alimenta de la gente, tanto de los que están afuera como de los que entran. Porque tres o cuatro vivos se llenan los bolsillos a costillas de los pibes que buscan su fama y algunos una orientación en su vida. Y se alimentan los bolsillos con los llamados de $ 1,20 desde celular y $ 3 por teléfono de línea. Más los mensajes de textos de $ 0,50 centavos.

Los 28 a 30 puntos promedio de rating son claros objetivos para anunciantes, mientras el segundo tiene oscilaciones de $ 2000 y $ 3500 durante las noches de mayor importancia para el juego. Además todo lo que se suma en su entorno por los temas musicales que son grabados y vendidos como los más importantes del momento, como si fuera lo único que se produce.

Telefé les deposita cerca de $ 2.000 mensuales a cada participante, y a medida que van saliendo, les pagan por promocionarse en boliches, programas y entran en la vidriera grande de la otra sección del análisis de ratas de laboratorio que consta en la experimentación en vivo de las experiencia cosechadas por estar encerrados, sin hacer nada, actuando y hablando de sus vidas cosas que no son más interesantes que las suyas.

Pobres los tantos jóvenes que estudian teatro, actuación o arte y buscan con sacrificio alcanzar el protagonismo de manera honesta y frontal. Los de Gran Hermano no hacen nada deshonroso, pero tampoco se rompen el lomo para llegar a algo. Y pensar que dentro de unos meses algunos de ellos no son nada. ¿También eso es parte del juego?

Realmente un negocio redondo para algunos, una ilusión barata para otros y una gran desilusión para millones de personas que tratan de encontrar un espacio de cultura o contenido en la televisión y únicamente encuentran horas de lenguaje barato, actitudes ordinarias como las de Claudia, las fanfarroneadas de Damián, las estupideces de Jessica, las ordinarias de Diego y las vacías como las de Juan. Y ni hablar de las demostraciones de bajeza femenina de Griselda, Mariela o Nadia.

Un programa donde algunos ganan dinero, otros fama, también espacio y otros importancia. Todos ganan menos la cultura. Un programa que desde lo humano deja espacios vacíos, y desde lo constructivo ni siquiera pone el primer ladrillo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buen artículo. Este que sigue tambien me ha gustado:
http://www.sabiduria.com/liderazgo/tv-basura/